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Así se contagia el coronavirus en el aire

Las estancias interiores son consideradas como los espacios de más riesgo, afortunadamente es posible minimizar los riesgos si empleamos de manera correcta todas las medidas que tenemos a nuestro alcance para combatir el contagio por aerosoles. Exponemos a continuación las probabilidades de infección en estos tres escenarios diarios dependiendo de las mascarillas, la duración del encuentro y la ventilación.

En un domicilio se juntan seis personas, una de ellas positivo. El 31% de los brotes que conocemos en España son causantes a estas reuniones sociales, especialmente en encuentros con amigos y familiares.

Sin tener en cuenta la distancia, al pasar cuatro horas sin mascarillas ni ventilación y hablando en voz alta, se infectarían las otras cinco personas (conforme el patrón científico explicado en la metodología).

Si se usa mascarilla, ese riesgo se acotaría a cuatro contagios. Las mascarillas por sí solas no evitan los contagios si el tiempo de reunión es extenso.

El riesgo de contagiarse se reduce por debajo de una persona infectada cuando los reunidos emplean mascarillas, se encuentran en estancias ventiladas y reducen la duración del encuentro.

El virus en cuestión se contagia por el aire, especialmente en estancias interiores. No es tan infecciosa como el sarampión, no obstante, los científicos reconocen ya abiertamente el papel que desempeña el contagio por aerosoles, minúsculas partículas infecciosas que exhala un enfermo y quedan suspendidas en el aire de estas estancias cerradas. ¿Cómo es posible este contagio? ¿Cómo podemos impedirlo?

Al hablar o toser, se expulsan gotas, estas gotas procederán a acabar en la boca, nariz u ojos infectando así a un segundo. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE UU (CDC) muestran que el contagio por superficies es poco probable y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades indica que no se ha puntualizado ningún contagio por esa vía. En último lugar, el contagio por aerosoles y falta de ventilación hace que las partículas queden en suspensión y se condense todo el aire en la sala a medida que pasa el tiempo, provocando así un porcentaje mayor de riesgo de infección.

Gritar, hablar e incluso respirar contagian

En los principios de la pandemia, se creía que el principal foco de contagio eran esas gotas que expulsamos al estornudar o toser. No obstante, hemos llegado a conocer que cantar o gritar en una estancia interior con mala ventilación y en un periodo prolongado de tiempo crea un alto riesgo de contagio. Esto es debido a que cuando hablamos con tal intensidad se lanzan 50 veces más partículas cargadas de virus de nuestro pulmón. Si no se diluyen estos aerosoles con ventilación, se aglomeran con el paso del tiempo aumentando el riesgo de infección. Se ha demostrado recientemente por los científicos que estas partículas, que liberamos al respirar o con mascarillas mal ajustadas o de mala calidad, pueden a su vez ser contagiosas a cinco metros de un enfermo y durante muchos minutos. Estos son los requisitos que reproducimos en los siguientes ejemplos y que conviene evitar.

Las autoridades sanitarias, en primavera, obviaron esta vía de contagio, aunque por lo visto nuevas publicaciones científicas fuerzan a la Organización Mundial de la Salud o los CDC a aceptar estos factores como riesgo. Se encuentran artículos (en Science) que hablan de certezas “altamente abrumadoras” y los CDC indican que “bajo ciertas condiciones, personas con covid-19 podrían haber infectado a otras que se encontraban a más de dos metros de distancia. Estas transmisiones ocurrieron dentro de espacios cerrados con ventilación inadecuada. En ocasiones, la persona infectada respiraba con intensidad, por ejemplo, al cantar o ejercitarse”.

Un bar o restaurante

Los frecuentes brotes en locales, eventos y establecimientos tales como en bares y restaurantes se colocan los primeros en el ranking de contagios del ámbito cotidiano. Siendo estos, los más explosivos; en una discoteca los brotes son de 27 personas de media, frente a tan solo 6 en las reuniones familiares. Para mostraros un ejemplo de lo que puede ser un contagio “masivo”, tenemos lo sucedido en una discoteca cordobesa, con 73 infectados tras una sola noche de fiesta. O el contagio de 12 clientes en un bar de Vietnam.

En el bar del diagrama, se ha reducido el aforo a la mitad, con 15 consumidores y 3 empleados. No hay ventilación mecánica y las puertas están cerradas.

Si nos ponemos en el peor de los casos, se infectarían 14 clientes si no se toma ninguna medida pasadas cuatro horas.

Esta probabilidad bajaría hasta los 8 contagios si se usara la mascarilla de forma permanente.

Con una ventilación adecuada del local, (se puede realizar con buenos equipos de acondicionamiento del aire), y se acorta el tiempo en el bar, la probabilidad de contagio se cae hasta apenas una única persona.

El colegio

La sanidad ha recogido que los centros educativos solos suponen el 6% de los brotes. Las dinámicas de contagio por aerosoles en el aula son muy distintas si el paciente cero es alumno o docente. Los profesores tienen que elevar la voz durante mucho tiempo para ser escuchado, lo que multiplica la expulsión de partículas potencialmente contagiosas. Comparando a un posible colegial infectado que habla esporádicamente. Las aulas deben de estar aireadas, aunque supongan molestias de frío o que se usen equipos de ventilación, así lo recomienda el Gobierno español.

Una de las situaciones más complicadas la encontramos en un aula sin ventilación alguna en la que la persona enferma fuera el profesor (paciente 0).

Si estuvieran alrededor de dos horas de clase con un docente enfermo, sin tomar ninguna medida contra los aerosoles, la probabilidad de infección alcanzaría hasta a 12 alumnos.

Si todos llevaran mascarillas, solo 5 se podrían contagiar. En brotes reales se ha observado que la distribución de los contagios es aleatoria, ya que los aerosoles se acumulan y distribuyen por toda la sala sin ventilar.

Si además se ventila durante la lección (de forma natural o mecánica) y se para después de una hora para renovar completamente el aire, el riesgo se desploma.

Para tasar las posibilidades de infección de las personas presentes en situaciones de riesgo, empleamos un simulador desarrollado por un grupo de científicos, liderado por el profesor José Luis Jiménez (Universidad de Colorado), creado con la intención de mostrar la importancia de los factores que obstaculizan el contagio por aerosoles. El resultado no es total ni puede abarcar las innumerables variables que concurren en un contagio, pero lo utilizamos para mostrar la evolución de los riesgos en función de los factores en los que se pueden intervenir. En las simulaciones, los sujetos mantienen la distancia de seguridad, eliminando el riesgo de contagio por gotículas, aun así pueden infectarse si no se actúa empleando las medidas (ventilación, duración, aforos y mascarilla). El escenario ideal sería en espacios exteriores, donde las partículas infecciosas se diluyen rápidamente.

Los cálculos mostrados en los tres escenarios están basados en estudios sobre cómo se producen los contagios por aerosoles, con brotes reales que han podido ser analizados con detalle. Gracias a un coro en el Estado de Washington (EE UU) en marzo, podemos entender y analizar la dinámica del contagio. Al susodicho ensayo (del coro) solo acudieron 61 de los 120 miembros habituales, los cuales trataron mantener las distancias y la higiene. Sin saberlo habían creado un escenario de máximo riesgo: sin ventilación, sin mascarillas, cantando y compartiendo un espacio por mucho tiempo. Un solo contagiado de Covid (el paciente cero) contagió a 53 personas en tan solo dos horas y media. Algunos de los infectados estaban a 14 metros a sus espaldas, por lo que solo los aerosoles pueden explicar el contagio. Dos de los enfermos murieron.

Después de realizar un estudio detalladamente de este brote, los científicos han sido capaces de calcular hasta qué punto se hubiera reducido si se hubieran empleado las medidas pertinentes. En condiciones reales, el contagio afectó al 87% de los allí presentes. Con mascarillas durante el ensayo, el riesgo se habría recortado a la mitad. En un ensayo de menos duración y ventilado, solo se hubieran contagiado dos cantantes. Estos escenarios de alto riesgo de infección cada vez parecen más decisivos en el desarrollo y propagación de la pandemia, por lo que debemos de tener muy en cuenta para evitar infecciones masivas en eventos de este tipo. El uso de herramientas que tenemos a nuestra disposición es fundamental para poder controlar los posibles contagios.

METODOLOGÍA: Ha sido calculado el riesgo por contagio del covid-19 a partir de una herramienta desarrollada por José Luis Jiménez, experto en química y dinámica de partículas en el aire de la Universidad de Colorado. Otros científicos de todo el mundo han revisado y analizado este simulador, que se basa en datos y métodos publicados para estimar la importancia de distintos factores medibles que intervienen en un escenario de contagio. Aun así, el modelo tiene una precisión limitada porque se basa en números que aún son inciertos como cuántos virus infecciosos emite una persona infectada o su infectividad. El modelo asume que las personas practican el distanciamiento físico de dos metros y que no hay personas inmunes. En nuestro cálculo asignamos a las mascarillas el valor por defecto para el general de la población, que incluye toda la variedad de mascarillas (quirúrgicas y de tela), y un tono de voz alto, lo que aumenta la cantidad de aerosoles expulsados.

 

Fuente de referencia EL País y videos de Luis Almodóvar.