Estilo internacional

Nacimiento:
estadounidense
Cita
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Biografía
Paralelamente a los debates sobre el estilo en arquitectura, en el siglo xix se formuló la tesis de que la toma en consideración y la incorporación de los aspectos funcionales en los proyectos de obras eran un medio para conseguir la calidad arquitectónica. Así, en su importante libro, publicado en 1881, Entretiens sur l’architecture (Conversaciones sobre arquitectura), Eugéne-Emmanuel Viollet-le- Duc abogaba por una arquitectura que utilizase las propiedades físicas y las posibilidades constructivas de los nuevos materiales. Louis Sulfuran afirmaba en 1896 que la forma sigue a la función, aunque los puntos de vista sobre lo que supone la función de un edificio eran y son muy distintos. En el siglo xx se desarrolló la teoría de la posibilidad de obtener soluciones arquitectónicas necesariamente correctas basadas exclusivamente en concepciones funcionalistas y mediante proyectos «científicos» (Hannes Meyer). No obstante, basta contemplar las obras construidas por el funcionalismo para advertir que en realidad el autor del proyecto introduce en sus planos otros aspectos, muchos de ellos no confesados, como lo demuestra, por ejemplo, Walter Gropius en la distribución pictórica de las partes del edificio de la Bauhaus en Dessau. Al mismo tiempo el concepto de racionalismo era la apuesta más clara por una concepción de la arquitectura que, partiendo de la fe en una sociedad mejor, se desentendía del principio de lo individual y ponía la configuración al servicio del progreso social. A ello contribuirían los métodos de construcción de tipo industrial, las fachadas no ornamentadas y los planos estandarizados. Teniendo en cuenta que las mejores construcciones modernas de la época incluían más aspectos artísticos que los que postulaba la concepción funcionalista, Henry-Russell Hitchcock y Philip Johnson formularon la definición de un estilo nuevo que se mantendría al margen de los movimientos nacionales. La primera referencia al Estilo Internacional corresponde al título de su libro El Estilo Internacional: arquitectura desde 1922, cuya publicación coincidió en el tiempo con una exposición itinerante del Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1932. Entre las características estéticas del Estilo Internacional estaban las formas rectilíneas, la asimetría, las construcciones de cristal y acero (muchas de ellas con grandes franjas horizontales de ventanas), la inexistencia de ornamentación, las fachadas revocadas en blanco, las plantas libres y las cubiertas planas.
Aunque la formulación de un concepto de estilo apenas sí reflejaba las intenciones del movimiento moderno de los años veinte y treinta, Hitchcok y Johnson consiguieron mantenerse al margen de las amplias discusiones teóricas europeas en las que conceptos como neoplasticismo, futurismo, constructivismo y racionalismo se entrecruzaban con los de nueva construcción y nueva objetividad. A partir de 1945 el Estilo Internacional evolucionó recurriendo a la utilización rigurosa de fachadas de muro cortina, generalmente de cristal.