Art Nouveau

Nacimiento:
frances
Cita
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Biografía
A finales del siglo XIX el art nouveau supuso en muchos lugares de Europa y América la aparición de un nuevo estilo en artes gráficas, artes industriales y arquitectura que aspiraba a satisfacer la necesidad de una expresión a la altura de los tiempos. El internacionalismo de galeristas, revistas y exposiciones dio lugar a que, por encima de todas las fronteras, se produjese una activa fecundación recíproca en virtud de la cual elementos estilísticos recurrentes, como curvas y líneas de fuerza de inspiración floral y composiciones asimétricas, se mezclaban con influencias neogóticas y procedentes del Lejano Oriente.
El historiador de arte sir Nikolaus Pevsner describió los primeros ensayos en los términos siguientes: «curvas largas y sensibles, que evocan el tallo de un lirio, la antena de un insecto, un hilo de flores o a veces una fina llama; la curva de varias vueltas, fluida y enlazada con otras, curvas que salen de todos los ángulos y cubren asimétricamente todas las superficies». El estilo del Art Nouveau se desarrolló, sobre todo en Bruselas, a partir de una nueva riqueza industrial, que prefería los interiores de fabricación artesanal y las novedades registradas en las estructuras metálicas. La industria belga del vidrio, que venía poniendo en el mercado espejos de alta calidad más o menos desde 1870, y la industria del hierro, que hacía posibles las construcciones afiligranadas con hierro laminado fabricado industrialmente, facilitaban elementos arquitectónicos de gran importancia.
Los estrechos solares de Bruselas, que a diferencia de otras urbes europeas se destinaban generalmente a viviendas unifamiliares, constituían una exigencia creativa para los experimentos arquitectónicos que, además de favorecer la imagen de una burguesía advenediza, representaban, con sus escaleras refinadamente iluminadas y sus interiores cuidados hasta en los menores detalles, no solo el máximo confort, sino también obras de arte totales. En este caso las fachadas exteriores de los edificios de Víctor Horta o Paul Hankar eran relativamente discretas.
Henry van de Velde, que venía difundiendo en el continente desde 1893 las evoluciones de la artesanía inglesa relacionadas con el movimiento Arts and Crafts y que proyectó en 1895 cuatro salas de exposiciones para la galería Art Nouveau del japonés Samuel Bing, fue a Berlín en 1900. Destacó también como autor que trataba de sentar las bases teóricas del nuevo estilo. Sin embargo, ni él ni Víctor Horta estuvieron presentes en la Exposición Universal de 1900 en París, pues la promoción oficial del arte industrial tardó en saltar al nuevo tren; únicamente descollaban por su calidad las obras de Josef Hoffmann y Joseph María Olbrich, representantes de Austria. Esta vez, las nuevas estaciones de metro de Héctor Guimard constituyeron el auténtico punto culminante fuera del recinto de la exposición. Los creadores franceses se dieron cita en el pabellón de Samuel Bing; también obedecía a intereses comerciales la presentación de los Talleres Unidos de Arte Artesano de Múnich con obras de Richard Riemerschmid, Bernhard Pankok y Hermann Obrist. El singular papel representado por Austria se reflejó igualmente en la presencia de la Secesión de Viena, fundada en 1897, en su ciudad de origen, donde Olbrich había firmado su manifiesto arquitectónico con el edificio de la Secesión (1897-1898). No obstante, tampoco Viena dejaba de mirar ávidamente al extranjero; concretamente fue enorme la influencia ejercida por la exposición de la obra de Charles Rennie Mackintosh del año 1900. La invitación a Olbrich cursada por el gran duque Ernesto Luis en 1899 para participar en Hessen en la Colonia de Artistas de Darmstadt y los edificios que construyó en la Mathildenhóhe en colaboración con Peter Behrens significaron la creación de una obra de arte total por encima de la casa unifamiliar.
De todos modos, el nuevo estilo presentaba variantes y denominaciones distintas en los diversos países; en Alemania se conocía con el nombre de Jugendstilpor su relación con la revista Jugend, en Francia se hablaba de art nouveau, en Austria de Sezessionsstil, en el Reino Unido de Módem Style, en Italia de Stile floréale y en Cataluña de modernismo.
Otras muestras importantes del art nouveau son las obras de Louis Sullivan en Estados Unidos y de Antonio Gaudí en España, que, como en los casos de Budapest, Nancy y Helsinki, se limitaban a áreas regionales.
Es natural que, al estar profundamente marcado por la personalidad creadora, el nuevo estilo no tardase en dar muestras de agotamiento. Lo que todavía aguantó algún tiempo fueron los artículos de arte industrial fabricados en serie y la decoración arquitectónica, que confería un cierto aire de estar a la moda a edificios por otra parte anodinos.
De este modo el modernismo, del que tantas veces se ha dicho que representa el comienzo de la modernidad, constituye, según Walter Benjamín, «el último intento malogrado del arte sitiado por la técnica en su torre de marfil».